martes, 27 de septiembre de 2011

La leyenda de Nim y Yun

Érase una vez, en el mundo de lo inconsciente, el nacimiento de dos hermanos gemelos.
Eran casi iguales, su única diferencia era que uno tenía los ojos blancos y el otro los tenía negros. Todos estaban muy contentos, ya que antes de que ellos llegaran, todo era primitivo, era caos. Con ellos llegaba una nueva era.

A medida que fueron creciendo, fueron desarrollando habilidades.
El de los ojos negros, llamado Nim, se centró en ganar conocimiento, aprendizaje, técnica, lógica...
Por otra parte, Yun, el hermano de los ojos blancos, no era tan aplicado como el hermano, pero sí que era muy pensativo. Pronto desarrolló los sentimientos, el amor, la seguridad, la ambición...

Todos estaban muy contentos con Nim, ya que gracias a él y a sus descubrimientos y estudios, la vida de todos era cada vez más fácil.
Sin embargo, con Yun todo era distinto... Al igual que su hermano, compartía sus sentimientos con el resto, de manera que todos empezaron a sentir. Y a veces esto no gustaba. El pensar les hacía débiles, el cuestionarse las cosas les hacía equivocarse.

Así que pronto todos estuvieron de acuerdo en que había que deshacerse de Yun. Nim hizo lo que pudo por impedirlo, ya que, aunque él no había adquirido la habilidad de sentir, había comprobado en persona los efectos de los sentimientos en el resto.

Yun no podía comprender cómo habiendo compartido los sentimientos más bonitos que había encontrado, la gente estuviera en su contra. Se defendía una y otra vez, haciendo uso de esos sentimientos, pero esto parecía enfurecer aún más a la gente.

Querían acabar con él, pero no podían ejecutarlo, ya que de esa manera ejecutarían también a Nim. Decidieron que lo más sensato era encerrarlo de por vida y lo llevaron lejos, al sur para que así nadie sintiera compasión por él.

Mientras cerraban el candado de la jaula, Yun les advirtió que no podrían acabar con él por muchos barrotes que le rodearan, que más tarde o más temprano terminarían sintiendo. Y no sólo los sentimientos buenos, el amor, la seguridad, la ambición... También saldrían a la luz el odio, los complejos, la apatía, la impotencia... que les haría sentir nudos en el pecho, en la garganta, les aceleraría el corazón, la sangre les ardería, e incluso si estos sentimientos eran muy fuertes, pondrían su salud y su integridad en peligro.



Y yo puede que haya castigado a Yun más de lo debido, ya que muchas veces esos malos sentimientos se escapan de la jaula con demasiada fuerza...


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