Hay veces en las que la realidad es tan cruda, tan absurda, que hasta las manecillas del reloj dejan de correr. Pero el resto del mundo sigue a lo suyo, aunque el tiempo esté parado. ¿Es que no se dan cuenta de lo que ha pasado? ¿Cómo pueden no verlo? ¡Oiga, que los relojes no funcionan!
A mi me sabe mal. Es estúpido y lo sé, pero me siento culpable.
Culpable por seguir como si nada hubiese pasado, cuando sé que a otra gente se le está cayendo el mundo a los pies.
Culpable porque me he dado cuenta de que el tiempo se ha parado, pero aún así, la vida sigue.
Culpable porque sé lo injusto que es y aún así no puedo hacer nada.
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